Para tener bondad, no podemos ser inofensivos
Escrito por Liadh Crowley y publicado en In Other Words el 21 de marzo de 2018
«Vuestra bondad ha de tener espinas, o de lo contrario no será nada».
Emerson
El acto de ser bueno implica adherirse a un alto estándar de conducta moral. Al principio puede venirnos a la mente alguien que es desinteresado, gentil, cuidadoso e incesantemente agradable. La verdadera bondad, sin embargo, nos exige una serie de obligaciones más complejas y, a veces, espinosas.
Para ser bueno se necesita cierto nivel de coraje
En algún momento, se nos invitará a alzarnos en nombre de lo que es bueno, desde acontecimientos cotidianos no dramáticos hasta escenas más obvias y perturbadoras en las que, obviamente, se nos está poniendo a prueba. Si ignoramos estas invitaciones o nos acobardamos ante ellas, seguramente nuestra bondad se reduce a la sumisión.
Cuando nos enfrentamos al mal o a la malevolencia y se nos pide que respondamos, necesitamos mostrar fortaleza y, aunque no respondamos de la misma manera, debemos responder en pie de igualdad a la tarea y con una rotunda resolución. Para ser buenos no podemos ser inofensivos, no cuando el esfuerzo último de ser buenos es combatir el mal.

Fuente: Wikimedia Commons
7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;
8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.
9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Apocalipsis 12:7–10 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Nuestra bondad debe estar guiada por un conjunto claro de valores
Si no defendemos algo, entonces nuestra bondad no vale nada, ya que no nos estamos comportando con un propósito. Debemos tener un conjunto de valores que estemos dispuestos a refinar, observar y proteger. Actuar evitando la confrontación no es comparable a la bondad.
La bondad real implica una elección, una búsqueda consciente
Limitarse a ser ingenuo o manso y como resultado agradable, carece de este componente. Crucialmente, significa reconocer y respetar nuestra propia capacidad de malevolencia que está siempre presente y debe estar bajo nuestra mirada atenta. Si no reconocemos nuestra propia capacidad y a veces deseamos servir a nuestros sentimientos y pensamientos innobles, ellos ganan tracción y potencia. Con reconocimiento, podemos contemplar qué lado estamos alimentando, lo que nos permite corregir nuestros pensamientos y comportamientos. A falta de esto, ¿cómo vamos a evaluar? Parece razonable que sin enfrentarnos dolorosamente y sin unificar tanto el bien como el mal dentro de nosotros, nunca podremos manifestar la bondad genuina.
Ninguna persona es buena. Todos tenemos la capacidad de ser buenos y malos, pero también tenemos libre albedrío; la importancia radica en nuestra decisión con la que nos fortificamos y en la voluntad implacable de defender nuestro ser después de hacerlo.

Fuente: Wikimedia Commons.
La actuación de Mansfield fue tan creíble y feroz que en un momento dado se sospechó que era Jack el Destripador, que hacía reinar el terror en Londres más o menos al mismo tiempo que las actuaciones de Mansfield en el Teatro del Liceo.
Emerson, R.W.,(1841) Self-Reliance, Essays and English Traits, The Harvard Classics, P.F. Collier & Son Corporation, 1937
Nota de la Traducción: Véase en Emerson, Ralph Waldo (2017). La confianza en uno mismo, p. 13. Biblioteca humanismoeuropa.org. Consultado el 9 de marzo de 2018: https://humanismoeuropa.files.wordpress.com/2017/08/emerson-la-confianza-en-uno-mismo.pdf Edición y traducción de Ricardo Miguel Alfonso INSTITUTO JUAN ANDRÉS de Comparatística y Globalización.
También de Liadh Crowley: