Cuando estemos perdidos, que eso sea nuestro consuelo
Escrito por Liadh Crowley y publicado en In Other Words el 25 de abril de 2018
«Atreverse es perder el equilibrio momentáneamente. No atreverse es perderse a uno mismo».
Søren Kierkegaard
Nada es estable, hemos profundizado en lo desconocido y solo se puede describir como el abismo
En el abismo no hay refugio ni límites, solo espacio infinito e inconmensurable. Cuando nos encontramos perdidos en el abismo, no sabemos nada y no hay respuestas a nuestro alrededor, estamos solos. Hay algo aterrador en tener que existir a la intemperie, nuestros propios pies son nuestro único apoyo. Cuando nos atrevemos a arriesgarnos, entramos en contacto con este abismo. Todo de aquello de lo que estábamos seguros ha desaparecido. La ansiedad nos consume, y todo lo que queremos es sentirnos seguros bajo nuestros pies. Nuestro intenso deseo de tener una base firme nos pide que volvamos y nos retiremos a donde teníamos algo a lo que aferrarnos.
Esto es por lo que debemos pasar para llegar a cualquier lugar que sea mejor
Sentirse perdido es un indicador de que hay algo que debemos encontrar que nos acercará a nuestro potencial. Es como un espacio intermedio, entre dónde estábamos y hacia dónde vamos. Cuando estamos dolorosamente preocupados por la nada que nos rodea, tal vez deberíamos tratar de encontrar aliento en la posibilidad de lo desconocido. Volver a donde estábamos, alejándonos más de nuestro potencial, eso es lo que nos devastará, no las pruebas que tenemos por delante.
Si podemos navegar a través de esto, exactamente lo que más necesitamos es esperar al otro lado
¿Y si nuestra habilidad para resistir y navegar a través del abismo es nuestra prueba? Cuando estamos tan perdidos, que este sea nuestro consuelo. Como un gran viaje que parece interminable cuando está rodeado de nada más que agua, eventualmente veremos nueva tierra si seguimos adelante. Confiamos en la valentía para entrar en esta incógnita; ahora dejemos que pase.

Fuente: Wikimedia Commons
Esperanza Ciega se sienta en la cima del mundo, tocando una lira a la que le queda solo una cuerda, inclinando la cabeza para escuchar la música. De esta pintura Martin Luther King Jr. dijo «Hay mucha verdad en la imaginativa representación de la Esperanza de George Frederick Watts en su cuadro titulado “Esperanza”. […] ¿Quién de nosotros no ha conocido la angustia de las esperanzas defraudadas y de los sueños frustrados?». (Martin Luther King Jr, ‘Shattered Dreams’ Sermon 1962/63) [«Sueños Destrozados» en La fuerza de amar (1999), Acción Cultural Cristiana N. de T.]